Para perseverantes

La semilla de bambú es como la cascara de la nuez, muy dura. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. El primer año no pasa nada. Se sigue abonando y regando el segundo año y que crees?, no pasa nada. El tercero y el cuarto año. A hora sí, que crees? , no pasa nada tampoco. Pero cuando llega el quinto año, ahora sí!!! No pasa nada, durante siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
¡TEN PACIENCIA CON LOS CICLOS QUE NOS OTORGA LA VIDA, PERSEVERA FERTILIZANDO Y REGANDO PARA QUE, CUANDO LLEGUE EL TIEMPO INDICADO, LOS RESULTADOS NOS SORPRENDAN DE TAL MANERA QUE ¡NO PODREMOS IMAGINAR!

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