MotiVACióN

Los discípulos estaban llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: ¡Tengan ánimo! Soy yo. No tengan miedo.” Marcos 6:50 (NVI)

Leía parte de un artículo interesante, sobre la motivación. Decía: ¿Perdiste o te quitaron algo que aun no pudiste recuperar? ¿Sentís que nada bueno sucede en tu vida? ¿Estás cansado de tu situación? ¿Te gustaría tener más de lo que hoy tenés y vivir mejor? ¿Te cuesta mantenerte entusiasmado? ¿Te desanimas fácilmente?

Todas las personas que logran alcanzar sus metas son impulsadas por lo que se conoce como “motivación”. Este termino significa “moverse hacia” y puede provenir de nuestro interior o exterior. Una motivación externa, puede ser una palabra de aliento, un regalo, un abrazo o cualquier otra cosa o actitud que logra elevar tu ánimo. Siempre es bueno recibir este tipo de motivación, sin embargo, la interna, es más poderosa aún que la primera.

Hoy se escucha mucho sobre automotivarse y esta muy bien querer superarse. Una buena autoestima es fundamental para poder mejorar cada día y potenciar las virtudes que tenemos. Pero el humanismo nos intenta confundir sobre la real fuente de motivación que el ser humano tiene. Las palmadas y aplausos externos son importantes. La automotivación y ánimo dispuesto es importante. Pero la más poderosa fuente de motivación, que supera todos los límites solo puede venir de Jesucristo.

Los discípulos estaban cansados y preocupados de tanto remar con riesgo de hundirse. Y en medio de la tormenta ven que se acerca alguien caminando sobre el agua. ¡Es un fantasma! Gritan desesperados. Para calmar ese miedo que se sumaba al cansancio, a la angustia y a la preocupación del bote casi hundido, Jesucristo les dice las palabras más alentadoras del universo: Tengan ánimo, no tengan miedo, soy Yo.

¿Estás desanimado? ¿Te falta el reconocimiento de tus pares? ¿Nadie te palmea la espalda y te felicita por el esfuerzo que hiciste? ¿Se agotó la fuerza de la automotivación que intentabas generar? ¿Te sentís como los discípulos en la barca, sumidos en el fracaso, sin fuerzas y con miedo a lo que viene?

Jesucristo vuelve a motivarte y te dice: Tranqui, soy Yo. Yo estoy a tu lado, no te dejo solo. Te renuevo la fuerza, te sostengo y te aliento. Y te motivo para que puedas seguir adelante.

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