Golpeado, magullado y robado, tendido en una zanja está un hombre. Estaba a camino a encontrar un empleo. La gente caminaba a la par de él. Otros pasaron al otro lado de la calle. Nadie se detuvo, nadie le preguntó si estaba bien. Ellos siguieron caminando, hasta que una persona se detuvo.
Este hombre cogió el hombre golpeado y limpió su suciedad. Lo llevó a un hospital. Se preocupó lo suficiente para estar a su lado, esperando el diagnostico de los médicos. Se aseguró que iba a vivir. Él pagó la estancia en el hospital y que siguió su camino. ¡El hombre que fue golpeado fue sorprendido! Este tipo realmente se preocupa por mí. Ni siquiera lo conozco y él se ocupó de mí. ¿Qué increíble es eso?
¿Cuidar a alguien cuando no te beneficias? ¿Cómo se hace eso? ¿Es eso posible? Jesús nos dio el ejemplo perfecto, en Mateo 25:35-40. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era un forastero, y me invitaste, yo necesitaba ropa y me vestiste, estuve enfermo y me atendieron, Estaba en la cárcel, y vinisteis a verme”.
"Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te invitamos, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? "El Rey les responderá:" yo os digo la verdad, por cuanto lo hicisteis a uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.
Así que la próxima vez que pase alguien que te necesite, tómate el tiempo para la atención. Tu bondad se extiende más allá de ti mismo. Tu recompensa es celestial.
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